Luego de casi treinta días abordo del Sarmiento de Gamboa, sus pasajeros empiezan a exhibir señales de un padecimiento curioso que he bautizado como la fiebre de la recta final, una enfermedad infecciosa que sufren todos los que llegan a puntos de inflexión críticos luego de estar en contacto con rosetas, Snowcatchers, perfiladores de turbulencia y otros equipos oceanográficos.
Se caracteriza por convertir los turnos de cualquier duración en turnos de 24 horas, pudiendo manisfestarse durante el sueño. Los síntomas que la caracterizan son altamente contagiosos y son los siguientes:
Imposibilidad de realizar cálculos sencillos
Distorsión de la realidad; incapacidad de distinguir la realidad de los sueños
Pérdida de la noción del tiempo
Levantarse aterrado mucho antes que el despertador, pensando que no ha sonado
Nerviosismo
Pesadillas sobre muestras arruinadas, filtros secos y rosetas que se adelantan sin aviso
Falta de apetito/apetito excesivo
Eddy colapsa y su fotógrafa parece estar a punto.
Para su tratamiento se recomienda el desarrollo de rituales diarios, que a su vez pueden ser colectivos e individuales, y que en base a mis observaciones cuidadosas en el último mes, consisten en su mayoría en lo que al inicio de nuestro viaje eran bonitas coincidencias, pero que ahora son tradiciones sanadoras e indispensables para la preservación de la cordura:
La congregación silenciosa para observar el asomo o la desaparición del sol, cada día sin falta
Escanear el horizonte en busca de pardelas, cetáceos o siluetas isleñas
Reunión post-turno en el salón, cuyo objetivo es la utilización de contenido audiovisual que no interesa como excusa para quedarse dormido
Untar mantequilla en pan tostado caliente, lenta y religiosamente
Inhalar el aroma del café frente al mar
Colocar etiquetas y preparar jornadas sin prisa y en silencio
Pegar un gritito de vez en cuando
Domingo de pinchos (solo una dosis a la semana)
Abrazos quebranta-espaldas
Por suerte, abordo tenemos todo lo que necesitamos para combatir los efectos de la enfermedad, la cual además tiene la peculiaridad de que, una vez pasada, se le extraña.
Comentarios