Cuando los técnicos de la Unidad Tecnológica Marina (UTM) quitan la cadena que separa a los científicos de la roseta, estos se lanzan a sus respectivas botellas Niskin sedientos de muestras.
La UTM recuperando la roseta de su viaje a lo profundo.
No sé qué me preocupaba tanto. ¡He ordeñado la roseta y todo salió bien!
La chica más feliz del planeta tierra.
Bueno... casi todo. Reinaba el caos, y cuando a mi alrededor todos corren de aquí para allá entro en una clase de trance productivo, y de ser interrumpida, soy capaz hasta de morder.
Me gusta que todo se haga correctamente y me esmero por hacer las cosas bien... puede que incluso demasiado, por lo que es fácil que me estrese más de la cuenta. Independientemente de eso, todos se han esforzado y las cosas han salido geniales. El trabajo en equipo es enormemente satisfactorio. Casi tanto como echarle un vistazo a las botas de Pepe.
Las botas de Pepe.
Ahora procedemos a la siguiente estación más confiados, más tranquilos e igual de ilusionados. Ver la roseta bajar y subir tiene que ser uno de los placeres de la vida... La región al sur de las islas es uno de los mejores lugares en todo el mundo para estudiar a los remolinos y sus historias biogeoquímicas. Cada vez que la roseta desciende hasta la oscuridad y el silencio, algo me hace cosquillas en el corazón.
¡Ahí va!
¡Estamos en plena búsqueda de la verdad! ¿Cómo no vamos a estar emocionados?
El equipo con la roseta.
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